BIENVENIDOS ESTE ES UN ESPACIO PARA LA LITERATURA JOVEN

15.VIVIANA RESTREPO 24 de Noviembre 1985, Medellín Antioquia.

miércoles



INGRAVIDEZ 






I
En mi mente
lo que gira hacia adentro
aturde un poco.
Ya no sé si estoy viva
o duermo a tientas sobre el hilo
mi razón languidece ante el deseo.
De nuevo giros.
Gira mi mano
y la palabra en mi boca.
La saliva también se cansa de habitarme.
Estoy dos veces sola.

14. LEONARDO GIL 2 DE Octubre 1985, Bogotá D.C

POEMA HALLADO EN EL FONDO DE UNA BOTELLA



Beberás a bocanadas el contenido
cantarás a los árboles sordos en la noche una canción que hable
de un borracho ciego
de un borracho solo
de un borracho que baila con su sombra en una isla desierta

Al amanecer, la resaca te hará ver que no tienes a nadie en el mundo y entonces querrás mandar un mensaje:
lo escribirás con barro  en tu propio cuerpo, cuidando que ninguna letra quede al revés.
Asegúrate de tener la botella vacía al alcance de la mano.

Luego comenzarás a doblarte, primero la barbilla contra el esternón y después, impulsándote con los brazos, un giro más que rompa las costillas. 
Sentirás tus vértebras contra las piernas y  tus pies serán el sello de aquel cilindro de carne.

Un salto torpe y caerás dentro de la botella en un fenómeno físico que sólo los náufragos saben explicar.

Finalmente, echarás a rodar playa abajo y las olas harán lo suyo con la promesa de llevarte a un puerto remoto y desconocido.

13.ALEJANDRA GUARANGUAY 12 de Octubre. Pasto, Nariño.


TE QUIERO




Llena con tu presencia
todo mi ser
ubícate bajo un árbol
de dos ramas y
dibújame
realiza también tu retrato
escribe allí
el símbolo que en ese
instante nace de los dos.

Clausura la pintura con
la imagen besándonos
siente el latir del corazón
al bailar el viento para los dos
escucha el silencio de aquel parque
en la oscuridad
y viaja en el mundo
de dos cuerpos que se han unido ya
ahora piensa en mí
dime la verdad
dime que me quieres y dilo
sin afán
así yo pronunciare igual:
te quiero.

12. DANIEL FELIPE RODRIGUEZ 2 de Agosto de 1985, Bogotá D.C



PASA EL VIENTO DE AGOSTO SOBRE LA CALLE


Como un marinero ebrio entonando sus canciones de campaña
y las casas se mueven tal como
se moverían las ramas de los árboles en las playas
o como se moverían los corazones flameantes
de las mujeres abandonadas en los puertos atracados.

Enciendo un cigarrillo
y asciendo hasta el asta de mi ventana.
desde allí observo la inmensidad que la palabra no alcanza:
la línea que se curva mientras la eternidad avanza.

Las calles se convierten en un océano desplegado
que se rompe las espaldas en las esquinas
levantando olas asfálticas sobre los arrecifes
de metal labranza
y a lo lejos diviso
a los hombres trasegar
como barcas sin rumbo
sobre los mil caminos que les abre la mar.

Barcos ebrios que se mecen sobre el reflejo lunar
barcos destruidos, de proas desdentadas, que desbocados caen sobre la inmensidad,
barcos fuertes que elevan sus anclas y portentosos dejan su rastro blanquecino serpenteando en las aguas mansas,
barcos leves como sueños que en el horizonte naufragan,
barcos que escupen los vapores tóxicos de sus viajes anodinos
y barcos frágiles que trashuman con destino a las estrellas que se van.
yo también arrojo mis ristres y mis cigarrillos sobre el océano incierto
que desplegado se abre como una ciudad;
mi barco se empapa de su oscuridad
y sus marineros ebrios por falta de aventuras y riquezas
como flemáticas olas contra mí se alzan

- Son mis demonios –
- Son mis demonios – me digo

Y me agazapo en un rincón de la barcaza
desde donde observo como mis gatos en altamar cazan en el aire a sus ratones de agua;
me siento caer de espaldas, sobre caminos nunca antes navegados
e intento arrojarme por la borda por temor a no llegar a mi itaca.

La luna también gira su timón de agosto que envejece
sobre la inagotable estela de la mar,
los árboles, las casas y los corazones flameantes
encuentran en el primer trinar de las aves del sol su paz,

Y los hombres tristes
vuelven a sus casas
como barcos inhóspitos
que emprendido su rumbo
jamás habrán de regresar.

11.OSCAR DANIEL CAMPO 24 de Enero de 1985 Barrancabermeja, Santander.


PRUEBA PSICOTÉCNICA



A continuación escriba un texto mínimo de una página, máximo de dos, en el que describa sus manos o alguna otra parte de su cuerpo.

Tengo las manos flacas y los dedos largos. Las venas brotadas marcan su recorrido exacto y se pierden en el trámite del antebrazo. Así son las manos de mi mamá, con excepción de la largura convencional de sus dedos. En la universidad alguien me dijo que pude haber sido pianista. Nadie me lo dijo, ni se lo dijo a mis padres cuando era niño y había tiempo. Recuerdo sí que mi profe de educación física dijo que podía jugar básquet porque el balón me cabía sin problemas en una mano. Probó mis habilidades en las distintas posiciones del equipo del salón pero no serví para los deportes. Tampoco para la música. Lo que quiere decir que las manos que me heredó mi mamá no me sirvieron para nada. Los dedos largos me vienen por el lado de la familia paterna. Una bisabuela, que apenas recuerdo en vida pero cuyo funeral me pareció triste y dulce a la vez porque nadie sufría en verdad la muerte tranquila de esa anciana decrépita, era famosa entre su prole por los dedos extensos y flacos como látigos que quedaban marcados en las mejillas de sus hijos cuando los castigaba por alguna travesura, o simplemente porque al mínimo descuido del comportamiento de ellos descargaba su frustración por la pobreza y por la dificultad de estar sola y cansada. Es poco probable que esos dedos, míos ahora, puedan usarse para castigar a alguien en mi contexto. Igual voy con ellos a cualquier lado, y a veces los miro y pienso en esa difusa bisabuela, y en seguida en mi papá, que fue un vehículo entre ella y yo, pues a decir verdad, las manos de él no tienen mucho ver con las mías. A no ser el color oscuro de mi piel, sin embargo demasiado clara en relación a la negrura de mi papá, de su papá o de mi bisabuela. En casa no me enseñaron a usar mis manos. Con las manos tomo los libros y los sostengo y paso las páginas. También cocino. Pero aprendí a leer lo que hoy me gusta leer fuera de la casa, y a cocinar cuando, ya grande, necesité hacerlo. En alguna medida me mostraron cómo limpiar mi casa, aunque prefiero las otras cosas que puedo hacer con mis manos. Con mis manos flacas y de dedos largos tecleo en el computador o agarro el lapicero con el que escribo sobre unas hojas amarillas. Escribí cosas incluso antes de que me gustara leer. No tiene sentido, pero fue así. Varias veces me han contado que mi abuelo materno

escribía. No había leído mucho en su vida, pero escribía, me dicen. No solo les componía a sus hijos poemas rimados para cumplir con alguna tarea, sino que tenía un cuaderno marca El Cid de cien hojas, tapas que querían imitar la textura de la madera, en el que escribió a lo largo de su vida adulta. Mi abuela cuenta, por ejemplo, que cuando vivían en la finca de Lizama, mi abuelo iba y se recostaba a la sombra de un guayabo y escribía hasta que se le acababa la calilla. El cuaderno, la vitrola y el sombrero de mi abuelo, objetos todos de los que se habla en la familia con un tono mítico que quiere suplir nuestra ausencia de cualquier tipo de abolengo, se perdieron en los múltiples trasteos. Mi tío, el que tiene un almacén de zapatos, también guarda celosamente un cuaderno donde anota sus pensamientos, según me dijo textualmente alguna vez, borrachos los dos al final de una fiesta familiar. La mamá de mi papá, a su vez, encuentra un placer profundo en recordar cosas, no solo grandes y antiguas historias de su pueblo, sino pequeños detalles como la cara anodina de un vecino de su infancia, o la ropa que usaba su madre o los pasos que deben seguirse en la preparación de los dulces que hizo durante su vida pero hace años que ya no puede. Tiene las manos afligidas por un dolor permanente. El doctor le ha dicho que sus tendones se han desajustado. Yo pienso que si tuviera los dedos largos y flacos de pronto le hubieran durado menos tiempo activas las manos. Y así se lo he dicho, haciéndole ver cómo mi papá también tiene sus manos y yo no tengo las de ninguno de los dos, sino los dedos largos de la bisabuela y las venas brotadas de mi mamá y, por lo tanto, no las sé usar ni la mitad de lo que ella con sus años y dolencias es capaz. Se lo digo para subirle el ánimo. Parece que funciona. A veces he intentado decirle que su placer por contar recuerdos y volver insistentemente sobre ellos es algo que admiro y que, sin que ninguno de los dos se haya dado cuenta, me ha enseñado el gusto por esa práctica. El papá de mi mamá murió hace mucho tiempo, así que no puedo confesarle que seguramente heredé de él el gusto por llenar renglones y cuadernos y contar cosas: mis pensamientos o los recuerdos que tengo o que me invento. No conocí a este abuelo pero tengo una relación muy rara con él porque he soñado con su cara amable desde que tengo memoria y ni siquiera estoy seguro de que exista en ningún lado una foto suya.

Él, además, era rezandero y sabía muchas cosas del mundo que no vemos, y no quiso transmitírselas a nadie, según testimonio de mi abuela y de mis tíos mayores. Me da miedo pensar que esas cosas también pueden heredarse y por eso trato de no pensar en ello. También me da pena porque ya no se usan este tipo de creencias. Ahora que lo pienso, no tengo idea de cómo eran las manos de mi abuelo muerto. No creo que venga al caso, de hecho, no sé si todo lo dicho era lo que se me pedía en el ejercicio. Supongo que no y que debí haber sido menos personal en la información y todavía menos latoso en la escritura. Ni hablar del límite de páginas solicitado. Les pido atentas disculpas. Lo que ocurre es que estoy tratando de terminar un libro de cuentos que es una reflexión sobre la historia de mi familia y de estos años en que siento que cada vez tengo menos que ver con ellos, como si descubriera de golpe que a lo largo de los años hubiera ido en la dirección contraria. Pero me he desviado de nuevo.
Lo que trato de decir es que tengo un montón de hilos en la cabeza que se asoman de golpe y se enredan con la realidad cotidiana en la que me muevo. En cualquier caso, imagino que estos excesos, además de los resultados que arroje el examen psicológico de lo que escribí, me dejan pocas opciones para este trabajo. Si bien es cierto que un nuevo rechazo significaría más tiempo para concluir mi libro, también necesito dinero para pagar las deudas, por hablar de lo menos. Soy sincero en esta instancia porque habida cuenta de lo hecho hasta el momento durante e proceso de selección, es el único recurso que me queda. Un último pedido: de no ser contratado les ruego el favor me devuelvan estas dos páginas que llene por lado y lado, pues podría usarlas en mi libro y me cuesta mucho reescribir de memoria. Podría venir a buscarlas yo mismo o, quien sea que lea y descarte mi opción para la vacante, podría enviármelo a la dirección que aparece en la hoja de vida. No es la de mi casa, como podrán comprobar si llaman, pero ahí vive mi mamá y ella sabrá cómo encontrarme. Quedaría infinitamente agradecido, aunque no más que de ser empleado. Tengo aún una leve esperanza al respecto.


10. JUAN DAVID ESTRADA 21 de septiembre 1985, Medellín.

lunes

FALSAS PROMESAS




Estaban en un bote en mitad del océano.
-Prométeme que siempre irás donde yo vaya-, dijo ella.
-Sí, lo prometo-, dijo él.
Pero cuando la mujer de hierro se lanzó al agua y se hundió hasta el fondo, el hombre de fuego no pudo cumplir lo prometido.

9. FELIPE LÓPEZ, 18 de Julio 1985, Manizales.

SÍSIFO


Por pedernales  de furias
asolando el viento
triturando los músculos
sube
sube
las llagas
por el escarpado precipicio
del   fuego de fricciones inmortales
y los brazos sembrando un cuerpo de roca. 

Baja y baja  la penuria
por nuestros cartílagos de absurdidad.
Uñas negras nos arañan de la frondosa piedra,
el peso de los huracanes nos persigue
y andrajosos pies no se detienen, no se detienen,
y el  paisaje gesticula un  devenir de mortaja. 

Hombres silenciosos  en otras montañas
agitan sus propias vidas, 
sus propias piedras.


8. MAURICIO ARCILA ARANGO, 24 de Enero 1985, Medellín Antioquia.

LA DANZA UNIVERSAL
Nox Mater Caos




¡Danza el universo entero!
Luz pura, sarcasmo,
moviéndose al ritmo de mi eufórico canto.

¡Danza el universo entero!
El sueño y la muerte... hermanos,
pena y engaño del destino cruel.

¡Danza el universo entero!
En algún lugar al borde del cosmos.

¡Danza el universo entero!
Merodea el abismo del pozo sin fondo.

¡Danza el universo entero!
Condenado a la materia oscura,
amor - muerte por decreto suyo.

¡Danza el universo entero!
Neuma del aire, fuego,
quinto mundo, Éter, Cosmos...

¡Danza el universo entero!
Invoca la flor fundamental del Caos.

¡Danza el universo entero!
Totalmente sin carácter, ilimitado: el infinito.

¡Danza el universo entero!
Venganza, angustia,
discordia y ternura de su vejez.

¡Danza el universo entero!
La sentencia airada de la energía oscura,
ni la apelo, la resisto... no la huyo.

¡Danza el universo entero!
Azar indeterminado, aleatoria incertidumbre.

¡Danza el universo entero!
Habitualmente en el lugar de lo incomprensible.

¡Danza el universo entero!
¿Dónde ira a parar el eco de este canto?

7. AUGUSTO ENRIQUE LOZADA, 14 de julio 1985, Bogotá.

LAS SEDIENTAS 






Lágrimas de ira encharcaron los ojos de la novicia Hildebranda, aquella noche en que a la mazmorra donde se pudrían sus esperanzas, llegó la noticia de que la Santa Expurgación había capturado y quemado en la hoguera a Julia Sibila, el alma más sabia de nuestra Orden. Su pérdida resultaba profundamente dolorosa, aun cuando las décadas de persecución y muerte secaron nuestros corazones. A pesar del terrible azote, tan contundente que días después el prior Di Gherla confirmaría por escrito la extinción de nuestra supuesta herejía, La Tradición –¡irrefutable!– afirma que Hildebranda, nunca más novicia, decidió renovar el pacto esa misma noche bebiendo sus lágrimas. Tanta sed sentía. Y logró escapar, guiada por Dominaciones, y pronto salió del país junto con otras mujeres, leales, fuertes, con el único propósito de perpetuar la Orden. Hoy, tras siglos y siglos de azares, el enclave de aquel dogma oficial que otrora quiso exterminarnos, eligió como Sacerdote Máximo a uno de nuestros títeres varones. Sin conocernos, sin sospechar que aún recordamos a nuestras condenadas.

6. ALEJO SERNA, 26 de Enero 1985, Manizales.

LA PREGUNTA DE MI HERMANITO


Y la pregunta fue sencilla:
- ¿Cómo sabes que es amor? 
Estaba como siempre afanado, buscando alguna chaqueta para salir rápidamente y encontrarme con mi novia para ir al cine.  Estaba pensando que película ver y mi pequeño e inocente hermano de 6 años me bombardeó con la mejor pregunta que he escuchado en mi vida. Miré su reflejo en el espejo mientras trataba de acomodar mi pelo que nunca peino.

Es un tema que me apasiona y del que hablo mucho con amigos, sin embargo, la explicación para un niño no es tan sencilla.  Me senté junto a él, al borde de la cama y le dije calmadamente: - Cuando regrese te explico.
Sonrió y me dio un suave puño en mi brazo izquierdo, sabía que me había puesto en apuros. Salí y en el camino pensé mucho sobre la respuesta:
¿Cómo saber que es amor? 

Llegué al sitio de encuentro saludando a mi novia con ansias, llevábamos más de un mes sin vernos y eso era raro pues vivíamos a pocos kilómetros de distancia. Las ocupaciones alejaban nuestros cuerpos, pero el amor permanece. Fuimos rápidamente hacia la cartelera de cine. Las películas eran solo cuatro. Una de drama, dos de acción y una animada.
Siempre prefiero el drama, las de acción no me llaman la atención y las de dibujos animados no es que me gusten mucho, así que elegí  mentalmente la más sentimental. Al preguntarle a ella, me dijo que se la había visto la semana pasada con su mejor amigo, el mismo que días atrás me había dicho que yo le gustaba. Ella  prefirió la película animada.

La elección era sencilla, verme una película que no me agradaba o ella ver una película que ya había visto. Escogimos la tercera opción: ver cada uno la película de su agrado. Entramos a salas diferentes, con pasabocas diferentes, pero con el mismo sentimiento. Yo por mi parte disfruté de la película, las palomitas y la gaseosa. Sabía que en la sala de al lado estaba mi novia haciendo lo mismo, siendo feliz, disfrutando su película, su sándwich, su jugo y claro… pensando en mí. 

Salimos y comentamos lo ocurrido, era algo que casi nadie hacía, la mayoría de gente se somete a cosas que no quiere solo por complacer a los demás. Fue en ese momento que descubrí la respuesta para mi curioso hermano.

Te das cuenta que es amor cuando eres capaz de vivir tu propia vida, sabiendo que tu pareja tiene una vida diferente y la disfruta. Sabes que es amor cuando ambos se toleran, se respetan y viven sin necesitarse. Sabes que es amor cuando te amas y te valoras antes de esperar aprobación del otro. Sabes que es amor cuando no necesitas explicaciones, solo vives el momento.

5. BIBIANA BERNAL Calarcá, Quindío 25 de Agosto 1985

jueves



VIAJE DE INVIERNO 

Para Andrés Neuman

El rostro dulce y la voz excitada del niño irrumpieron en el estudio.
-Papá, papá, mamá sigue aquí, suena y suena.
-Lo sé, también escucho su violín todas las tardes de lluvia.
-Papá, silencia un momento tu oboe y ven conmigo al jardín, mamá ahora interpreta viaje de invierno para nosotros.

La mano del oboísta no alcanzó a viajar desde su instrumento hasta la mano de su hijo. Justo cuando el niño la estiró, su padre se desvaneció, integrándose a la lluvia que caía a través de la ventana.

4. ANDREA CATALINA CORREDOR NARANJO Chía Colombia 31 de Agosto 1985


LA ESPERA DE LOS PECES




Porque no te torturo
Despacio como una comadreja o un conejo
Pelo por pelo y  lenguas que abrazan
Torturarte despacio
Empezar por el fin, es decir, por la boca,
Entonces te escribirte sobre los dientes
La palabra ausencia
Y después  agarrarnos los cabellos
Y como se debe cortarnos la trenza:
Ombligo con vientre
Dedo hundido.
Aletas que le salen a mis pies, cruzar esta viscosidad de esperarte,
Pero primero torturarte
Como las gallinas que murieron por la felicidad de la noche…
Pienso en mis pies, en las aletas que me faltan para alcanzarte
Me nacen al revés y no se usar el reverso del agua
No se porque te hablo de tortura si ya tenemos suficiente con estas membranas.
Espera de peces que no tienen alas.

3. WILMAR MARTINEZ CUERVO. Bogotá, Cundinamarca 5 de mayo de 1985.


CRIATURA SIN NOMBRE

«Además soy poeta hasta los más lejanos límites de tal concepto. 
Poeta aunque me haya tiranizado con todo lo más opuesto a la poesía.» 
(Friedrich Wilhelm Nietzsche)





Turbado y encalambrado desde las piernas
crujen los vocablos irrisorios
mientras quebrantan el añejo de mis palabras,
la tinta se calienta en mis manos
y la migraña hace nudos mi cabeza,
los ojos se me tuercen
y mi consciente hace metástasis en los miserables;
es el trance anémico donde dejo al poeta
que parte la carne,
lo cuerdo
y la paranoia forja armonía.

Ya duermo con mis espantos
un pucho y un Jacinto en la mano,
ojeras de cafeína expuestas
gritan saetas febriles,
mis yagas ansiosas y baldías
mugen de bilis y fiebre.

Las pupilas se me crispan,
me ensordece la demencia,
la del poeta rastrero
inmolado en la gruta,
enroscado por el repudio de las paredes,
el existencial que mastica  y escupe,
la criatura que no duerme
en mis entrañas
y encalambra mis piernas.



2. TATIK CARRIÓN. Chía, Cundinamarca 17 de enero de 1985.

martes


NACIMIENTO

En ese segundo alcanzó a confirmar que el amor sí nacía como le habían dicho. Sus ojos se encontraron con los de la mujer hermosa y menuda. Se contemplaron y luego ambos sonrieron. El flechazo de cupido se instaló en su pecho. Sin pensarlo ―porque el amor es así―, se fue caminado hacia ella. Se veía tan linda con su falda de flores y los libros abrazados, que el corazón se le quería salir. Su brazo, su cabeza, todo su ser palpitaba. Ya cerca sintió desfallecer. La muerte llegó a la misma hora ―porque la muerte también es así―.

1. JOHANNA MARCELA ROZO. Pamplona, Norte de Santander 29 de mayo de 1985.



GENTE EXTRAÑA 

La danza de las horas en la oficina es eterna, el vientre del teléfono se agita entre la melodía de Jim Morrison, sus notas besan los peces en la fotografía inmóvil  mientras aquí; en China o en Canadá salen  por las manecillas gritos como palomas sueltas y en ese instante perdido en el tiempo dos enamorados se extrañan. Pero la razón vuelve como vuelve el amor después de tantas despedidas y el tic tac maltrata las entrañas, para recordarme que importa la moneda así esté dormida en una calle sucia y que la poesía triste cenicienta de la bolsa de valores,  gime un poco con cada lector.