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7. AUGUSTO ENRIQUE LOZADA, 14 de julio 1985, Bogotá.

lunes

LAS SEDIENTAS 






Lágrimas de ira encharcaron los ojos de la novicia Hildebranda, aquella noche en que a la mazmorra donde se pudrían sus esperanzas, llegó la noticia de que la Santa Expurgación había capturado y quemado en la hoguera a Julia Sibila, el alma más sabia de nuestra Orden. Su pérdida resultaba profundamente dolorosa, aun cuando las décadas de persecución y muerte secaron nuestros corazones. A pesar del terrible azote, tan contundente que días después el prior Di Gherla confirmaría por escrito la extinción de nuestra supuesta herejía, La Tradición –¡irrefutable!– afirma que Hildebranda, nunca más novicia, decidió renovar el pacto esa misma noche bebiendo sus lágrimas. Tanta sed sentía. Y logró escapar, guiada por Dominaciones, y pronto salió del país junto con otras mujeres, leales, fuertes, con el único propósito de perpetuar la Orden. Hoy, tras siglos y siglos de azares, el enclave de aquel dogma oficial que otrora quiso exterminarnos, eligió como Sacerdote Máximo a uno de nuestros títeres varones. Sin conocernos, sin sospechar que aún recordamos a nuestras condenadas.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

me parece el texto anterior bueno por la brevedad, por el nombre de los personajes, por la temática, aunque la imagen me sugiere...
[vale la pena releerlo]

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